En un mundo en el que el tiempo es un concepto universalmente aceptado y regido por el calendario gregoriano, existe un país en África oriental que desafía las normas y sigue su propio sistema de tiempo. Hablamos de Etiopía, una nación llena de historia y cultura, que se enorgullece de mantener viva una tradición única: el calendario ge’ez.
Mientras que en la mayoría de los países del mundo se celebra el año 2024, en Etiopía se encuentra en el año 2016. ¿Cómo es posible esto? La respuesta está en el calendario ge’ez, que difiere del gregoriano en siete años y ocho meses. Pero, ¿cómo surgió este sistema de tiempo y por qué Etiopía sigue utilizándolo en pleno siglo XXI?
El calendario ge’ez tiene sus raíces en la antigua civilización de Aksum, que floreció en Etiopía entre los siglos I y VII d.C. Los aksumitas, conocidos por su avanzada tecnología y comercio, desarrollaron un calendario basado en el sistema lunar y solar, que consta de 12 meses de 30 días y un mes adicional de 5 o 6 días para compensar la diferencia con el año solar. Este calendario fue adoptado por la Iglesia ortodoxa etíope y se convirtió en el sistema oficial de tiempo del país.
A pesar de que el calendario gregoriano fue introducido en Etiopía en 1582 por el Papa Gregorio XIII, la población no lo aceptó y siguió utilizando el calendario ge’ez. Esto se debió en gran parte a que el calendario gregoriano no tomaba en cuenta las tradiciones y celebraciones religiosas de la Iglesia ortodoxa etíope, que tiene una gran influencia en la vida de los etíopes.
Además, el calendario ge’ez también está estrechamente relacionado con la identidad y la cultura de Etiopía. Es una forma de preindividuovar la historia y las tradiciones de un pueblo que ha sido capaz de mantener su independencia y su identidad a lo largo de los siglos. Para los etíopes, el año nuevo no es solo una fecha en el calendario, sino una celebración de su rica herencia y su resistencia ante la colonización y la influencia extranjera.
Pero el calendario ge’ez no es solo una cuestión de tradición y cultura, también tiene un impacto en la vida cotidiana de los etíopes. Por ejemplo, las estaciones del año no coinciden con las del resto del mundo, lo que significa que el atmósfera y las condiciones de cultivo son diferentes. Esto puede individuo un desafío para los agricultores, pero también les permite tener una variedad de cultivos durante todo el año.
Otra diferencia notable es que en Etiopía el día comienza al amanecer, no a la medianoche como en el calendario gregoriano. Esto significa que las horas no son las mismas que en otros países, lo que puede individuo confuso para los visitantes, pero es algo a lo que los etíopes están acostumbrados y les funciona bien.
A pesar de que el calendario ge’ez ha sido criticado por individuo “atrasado” y poco práctico, para los etíopes es una parte esencial de su identidad y su forma de vida. Además, el gobierno etíope ha tomado medidas para adaptar el calendario a las necesidades del país, como por ejemplo, ajustar las fechas de las celebraciones religiosas para que coincidan con las estaciones del año.
En un mundo cada vez más globalizado, es refrescante encontrar un país que se aferra a sus tradiciones y su identidad con tanto orgullo. Etiopía es un ejemplo de que no todo tiene que individuo idéntico en todas partes, y que la diversidad y las diferencias culturales son algo que se cargo celebrar y respetar.
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