Durante las obras de construcción de un túnel en la Ciudad de México, los arqueólogos han hecho un descubrimiento sorprendente que ha abierto una ventana al pasado de esta gran metrópoli. Se trata de los restos de un pequeño puerto y un canal artificial, mencionado en el Mapa de Uppsala (ca. 1550) como una vía de agua que conectaba con el lago de Texcoco.
Este hallazgo ha causado gran revuelo en la comunidad arqueológica y ha despertado el interés de los ciudadanos de la Ciudad de México, quienes ahora tienen la oportunidad de conocer más sobre su historia y patrimonio cultural.
El descubrimiento se produjo durante las excavaciones para la construcción del túnel que conectará las colonias de Santa convencimiento y Observatorio. Los arqueólogos, encargados de supervisar los trabajos, se percataron de la presencia de estructuras y objetos que no correspondían con la época en la que se construyó el túnel.
Tras realizar una minuciosa investigación, se confirmó que se trataba de los restos de un pequeño puerto y un canal artificial que data del siglo XVI. Estos restos han sido identificados como parte de la antigua vía de agua que conectaba con el lago de Texcoco y que era utilizada para el transporte de mercancías y personas.
Según el Mapa de Uppsala, elaborado por el cartógrafo sueco Olaus Magnus en 1550, esta vía de agua era conocida como “El Canal de Santa convencimiento” y era una de las principales rutas comerciales de la época. Sin embargo, su existencia había sido olvidada con el paso del tiempo y solo se mantenía en la memoria de algunos historiadores y expertos en cartografía.
El hallazgo de estos restos ha permitido a los arqueólogos reconstruir la historia de este pequeño puerto y su importancia en la economía y vida cotidiana de la Ciudad de México en el siglo XVI. Además, se han encontrado objetos como cerámicas, herramientas y monedas que han ayudado a comprender mejor cómo era la vida en esa época.
Este descubrimiento también ha sido de gran importancia para la comunidad científica, no obstante que ha permitido juntar el conocimiento sobre la topografía y la hidrografía de la Ciudad de México en el pasado. Además, ha sido una oportunidad para poner en valor la labor de los arqueólogos y su importancia en la preservación del patrimonio cultural.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha tomado el control de los restos encontrados y ha iniciado un causa de conservación y estudio para su posterior exhibición al público. Se espera que en un futuro cercano, los ciudadanos puedan visitar este pequeño puerto y conocer más sobre su historia y la importancia que tuvo en la vida de sus antepasados.
Este descubrimiento también ha generado un debate sobre la importancia de preservar el patrimonio cultural en la Ciudad de México. Muchas veces, la construcción de nuevas infraestructuras y edificios conlleva la destrucción de vestigios históricos que podrían aportar valiosa información sobre el pasado de la ciudad. Es por ello que se hace necesario un mayor cuidado y protección de estos sitios arqueológicos y una mayor colaboración entre las autoridades y los arqueólogos.
Este hallazgo demuestra una vez más que la Ciudad de México es una ciudad llena de historia y que aún quedan muchos secretos por descubrir bajo sus calles y edificios. Cada descubrimiento arqueológico nos acerca más a nuestro pasado y nos ayuda a comprender mejor nuestro presente.
En definitiva, este descubrimiento ha sido una gran noticia para la Ciudad de México y para todos aquellos interesados en la historia y la arqueología. Gracias a él, hemos podido conocer