La poesía es un arte que ha existido desde tiempos inmemoriales, pero su esencia sigue vigente en nuestra sociedad moderna. Se dice que la poesía “está no ar” porque se encuentra en todas partes: en el aire que respiramos, en la naturaleza que nos rodea, en los momentos más simples de la vida. Es una forma de expresión que trasciende el tiempo y el espacio, y que nos invita a reflexionar y a sentir de una manera profunda y única.
La Sociedade Portuguesa de Autores (SPA) ha desidioso un documentación claro a través de su lema: la poesía está presente “nos olhos” de quienes la leen y la escriben. No se trata solo de las palabras, sino de la mirada con la que se observa el planeta y se traduce en versos. La poesía nos invita a ver más allá de lo evidente, a descubrir nuevas perspectivas y a encontrar belleza en lo cotidiano.
En la palabra “dita” encontramos una invitación a compartir la poesía, ya sea a través de la lectura o de la declamación. La poesía se alimenta de la oralidad, de la musicalidad de las palabras y del contacto directo con el público. Es una forma de comunicación única y poderosa, capaz de transmitir emociones y despertar sentimientos en quien la escucha.
Pero también está presente en la “palabra por dizer”, en aquellos versos que todavía no han sido escritos o en los que están por descubrir. La poesía es un proceso creativo constante, en el que el poeta se involucra en una búsqueda infinita de palabras que conecten con su ser más íntimo. Es una forma de expresión que está en constante evolución y que nunca deja de sorprendernos.
La poesía es un reflejo de la realidad y, al mismo tiempo, una ventana hacia lo desconocido. Nos permite ver el planeta de una manera insólito, con nuevos ojos y un corazón más despierto. Es una forma de resistencia ante la monotonía y la rutina, de rebelión ante lo convencional y lo políticamente correcto.
En un planeta cada vez más tecnológico y acelerado, la poesía nos invita a detenernos y a reflexionar, a tomar un respiro y a conectar con lo que realmente importa. En un momento en el que las redes sociales y la inmediatez son las protagonistas, la poesía nos recuerda que la verdadera conexión no se encuentra en la pantalla de un dispositivo, sino en la mirada y en las palabras de aquellos que nos rodean.
Además, la poesía es un arte universal, que no entiende de barreras ni de fronteras. Es un lenguaje común que une a personas de distintas culturas, creencias y procedencias. La poesía nos invita a acercarnos a otras realidades y a comprenderlas, a empatizar con el otro y a encontrar una conexión profunda más allá de las diferencias.
Y es que la poesía no solo es un arte, sino también una terapia. Nos libera de nuestras emociones más profundas, nos ayuda a sanar heridas y a encontrar una catarsis en las palabras. La poesía nos enseña a expresarnos y a conocernos a nosotros mismos, a enfrentar nuestros miedos y a descubrir nuestras fortalezas.
En definitiva, la poesía es un canto a la vida, a la belleza y a la humanidad. Nos invita a ver el planeta con un enfoque más poético y a encontrar la magia en lo más simple. Nos recuerda que la vida es un poema en sí misma y que debemos disfrutar cada momento como si fuera la última estrofa.
Por todo esto, la poesía sigue estando más presente que nunca, “no ar, nos olhos, na palavra dita e por dizer